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Como reducir el desperdicio de alimentos a través de la cadena de valor

Como reducir el desperdicio de alimentos a través de la cadena de valor

Las estadísticas sobre el desperdicio de alimentos en el mundo son suficientes para saciar hasta el más fuerte de los apetitos. Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para la Agricultura y la Alimentación, un tercio de la producción mundial de alimentos se pierde o se desperdicia, mientras que la Unión Europea (UE) calcula que el 20% de sus alimentos en el bloque se desperdicia.

Esto es especialmente difícil de digerir si se tiene en cuenta que, según las estimaciones actuales, casi el 8,9% de la población mundial vive con hambre. El desperdicio también significa que se pierden todos los recursos naturales utilizados para cultivar, procesar, envasar, transportar y comercializar esos alimentos. Además, la industria alimentaria genera alrededor del 25% de las emisiones de gases de efecto invernadero del mundo, emitiendo alrededor de 3,3 GT anuales, lo que, si fuera un país, lo convertiría en la tercera nación más emisora del mundo.

Conscientes de la necesidad de actuar con rapidez, los organismos reguladores prestan cada vez más atención al problema. Desperdiciar menos alimentos y apoyar a los agricultores locales es el segundo de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU, y la reducción del desperdicio de alimentos es fundamental en la estrategia “De la granja a la mesa” de la UE.


¿QUÉ ES EXACTAMENTE EL DESPERDICIO DE ALIMENTOS… Y CÓMO SE PRODUCE?

La UE define el desperdicio de alimentos como los alimentos y las partes no comestibles de los mismos que se retiran de la cadena de suministro de alimentos y que van a ser eliminados o utilizados para la recuperación de nutrientes o la generación de energía. El término no incluye las pérdidas inevitables de, por ejemplo, las cosechas dañadas por el clima, ni los elementos no comestibles como los huesos o los envases y embalajes de los alimentos.

Gran parte del desperdicio de alimentos es evitable. Como último eslabón de la cadena, los consumidores son objeto de muchas críticas por su contribución al desperdicio de alimentos -dejando pasar la fecha de caducidad o sirviendo porciones demasiado grandes que no se comen-, pero en realidad más de la mitad del desperdicio de alimentos se produce incluso antes de llegar al plato del consumidor. Durante la producción, pueden producirse pérdidas por daños debidos a una mala manipulación, al uso de maquinaria y a unas condiciones de almacenamiento incorrectas. Los alimentos también pueden perderse en la fase de procesamiento debido a la contaminación, la ineficacia y el envasado inadecuado. Los problemas durante la etapa de distribución de los alimentos pueden deberse a la falta de instalaciones de refrigeración o almacenamiento y a que los alimentos no se vendan o caduquen antes de la venta.

Así pues, aunque todos podemos poner de nuestra parte para reducir el desperdicio de alimentos comprando sólo lo que necesitamos y cocinando en cantidades realistas, la industria alimentaria tiene un papel fundamental que desempeñar. Los operadores responsables ya están estudiando lo que pueden hacer para abordar el problema de frente.


¿CÓMO PODEMOS REDUCIR EL DESPERDICIO DE ALIMENTOS?

La lucha contra el desperdicio de alimentos es fundamental para lograr la sostenibilidad. El documento SGD 12 para patrones de consumo y producción sostenibles tiene como objetivo reducir a la mitad el desperdicio de alimentos per cápita a nivel de minoristas y consumidores y reducir las pérdidas de alimentos a lo largo de las cadenas de producción y suministro para 2030.

En una clasificación de las Naciones Unidas sobre las estrategias de reducción de residuos, las acciones preventivas ocupan el primer lugar. Les siguen las vías de reutilización de los excedentes de alimentos aptos para el consumo humano, la reutilización de alimentos como balanceado, el reciclaje de materiales en productos de alto valor añadido, el reciclaje de nutrientes y la recuperación de energía. Es lógico que la prevención de los residuos en las fases anteriores se traduzca en una reducción de los recursos para las estrategias posteriores. Esto repercutirá en su viabilidad económica, ya que reducirá la necesidad de invertir en tecnologías de reciclaje y valorización. Sin embargo, la adopción de un modelo empresarial más circular, en el que la reutilización, el reciclaje y la recuperación sean principios clave, probablemente desempeñe un papel muy importante en la consecución del objetivo de la ONU.


RECICLAR Y VALORIZAR

La etapa de procesamiento de la cadena alimentaria es un abanico de posibilidades, ya que ofrece tanto una gran homogeneidad de los flujos de residuos como cantidades grandes y concentradas de los mismos, lo que reduce los costes logísticos y de capital. En esta fase, el reciclaje es una opción clave que puede generar productos como portadores de bioenergía y compost, así como productos de alto valor económico añadido.

Muchas de las vías de valorización que se están desarrollando tienen como objetivo los residuos de la transformación de la fruta, los cereales y los alimentos a base de pescado. Los residuos de la transformación de la fruta pueden tratarse para obtener, por ejemplo, sustancias utilizadas en aditivos alimentarios, productos farmacéuticos y cosméticos. También se está investigando cómo recuperar productos útiles de los residuos generados por la transformación de la carne y el pescado, y de los ácidos orgánicos procedentes de la transformación de los cereales.

Referencia

Traducción del artículo: https://certification.bureauveritas.com/magazine/how-reduce-food-waste-throughout-value-chain

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